
Es difícil dejar a la suerte la vida de un trabajador. No por negligencia pero sí por falta de aportar un “granito” al sistema. Por experiencia, casi siempre hemos dejado a un lado el peligro con resultado “riesgo aceptable” y nos hemos puesto a la tarea de bajar la ponderación a los riesgos inaceptables o altos.
Cada vez es más frecuente que aparezcan los accidentes en actividades rutinarias y de bajo riesgo. La pregunta es ¿Por qué?
No necesariamente la experiencia es factor de ayuda en la prevención de accidentes. El miedo genera adrenalina, esta adrenalina nos hace enfocarnos y estar alerta de los peligros que tenemos en el entorno. A medida que pasamos tiempo en un mismo entorno esto nos hace sentir cómodos y reducir la sensación de miedo y por consiguiente el estado de alerta de cada trabajador.
Factores externos como el estrés, el cansancio, problemas personales, cambian diariamente la ponderación del riesgo en cada actividad. Por ejemplo, en una actividad rutinaria con riesgo bajo, existe la probabilidad de una fatalidad, ya sea por omitir un paso del procedimiento o evaluar la situación de manera errónea, cuando esto ocurre, es por factores personales y del entorno que no la hacen segura.
La mayoría de las empresas generan los controles en las personas, obviando las dos primeras partes en el control, la fuente y el medio. Si nos damos cuenta, es más económico comprar los equipos de protección individual- EPI que adecuar las instalaciones, y más en países latinoamericanos que sus plantas industriales llevan más de 25 años funcionando, época en la que no se hablaba de la seguridad industrial como ahora.
No se previenen accidentes señalizando un hoyo en la vía, se evitan cuando lo cerramos. Si analizamos, antes era fácil escuchar o ver un muerto en carreras automovilísticas, pero ahora no. No creo que sea porque las escuderías hayan capacitado a los pilotos, la principal causa de esta disminución son las adecuaciones a los vehículos y las regulaciones que tienen estos campeonatos.
Cuando no se invierte, o se reduce el costo en materia de seguridad, estamos tentando a nuestra suerte como empresa, lo peor es que estamos jugando con la vida de nuestros trabajadores. Si no invertimos en las actividades rutinarias y de aceptable riesgo, las probabilidades de que se materialice un accidente se incrementarán.
Usar sistemas a pruebas de errores que nos brinda la empresa y el sector de seguridad industrial es importante, no debemos delegar la responsabilidad en la experiencia o entrenamiento del trabajador.
Los supervisores y jefes también son claves en esta situación, cuando se reúnen en las charlas diarias o semanales para definir la operación, ¿Hablan de seguridad? ¿Sus indicaciones, solo se concentran en las actividades de riesgo crítico? Es responsabilidad del jefe “jugar con la mente” de cada trabajador, para hacerle ver la importancia del trabajo seguro en cada actividad sin importar que tan alto sea el riesgo de accidente.
ALARP, palabra que existe en el mundo de la seguridad industrial, su significado es “As Low As Reasonably Practicable” (tan bajo como sea posible) nos indica que debemos trabajar en minimizar el riesgo hasta donde la operación lo permita, no se deben minimizar solo los peligros de las actividades críticas, debemos trabajar para disminuir el riesgo de un accidente sin importar la clasificación de cada tarea.
Es nuestro trabajo como HSE, ir un paso delante de los accidentes, buscar soluciones a todos los peligros y no conformarnos con el mal llamado “Riesgo aceptable”. Recuerda:
“La seguridad es el compromiso de todas las partes interesadas de la empresa”