
Existen manuales de buenas prácticas para una buena cantidad de sistemas o aparatos que usamos de forma cotidiana: los sistemas de aire acondicionado y la instalación de todo tipo de aparatos en fábricas y hogares, por ejemplo. Los sistemas de Protección Contra Incendios (PCI) no son una excepción.
Para una óptima PCI es necesario integrar varios factores: el buen hacer profesional, la inspección y el control de los sistemas, su mantenimiento periódico y la vigilancia constante sobre la eficacia del sistema (de carácter obligatorio).
La atención a cada uno de ellos se torna especialmente importante debido a una característica muy particular de las instalaciones contra incendios: casi siempre están en “reposo”, pues no se utilizan habitualmente. Por ello, su mantenimiento y vigilancia periódicos es indispensable para que estén en perfecto estado y respondan adecuadamente y sin fallas en el caso de que se presente un incendio. De lo contrario, si el sistema no está listo, no existirá la opción de hacer las correcciones necesarias durante la ocurrencia de una emergencia.
Hoy en día existen algunos sistemas de detección de incendio conectados a centrales de alarma que sí tienen interacción con el usuario, sin embargo, no es posible lo mismo con los sistemas mecánicos o equipos móviles. A un extintor, por ejemplo, deben hacérsele periódicamente mantenimiento y pruebas hidrostáticas para que funcione bien durante un incendio o conato del mismo.
A continuación estudiaremos algunas buenas prácticas para obtener los mejores resultados y beneficios de un sistema de PCI.
Diseño
El diseño es uno de los factores más determinantes desde sus primeras fases, pues en ellas se determina la estructura y el uso que se le va a dar a un edificio, este diseño requiere de una detallada evaluación de riesgos y una implementación de la protección en atención a toda la reglamentación vigente.
Utilización de un sistema PCI global e integrado
Es importante crear un sistema general de PCI que integre varios sistemas aislados, y evitar a toda costa la utilización de diferentes métodos, técnicas o herramientas que actúan por separado, para así conseguir una completa interacción entre los equipos de protección activa y las aplicaciones de protección pasiva.
Es imprescindible partir de la base de que la protección pasiva, en especial la compartimentación (la distribución del edificio en sectores de incendio de tal forma que, en caso de ocurrencia de un incendio, éste quede confinado, tanto las llamas como el humo y gases tóxicos en un área donde pueda ser extinguido por los cuerpos de bomberos) es un aspecto primordial y determinante a la hora de diseñar los sistemas de protección activa. Por ejemplo, Un edificio industrial cuya sectorización sea defectuosa o inexistente convertirá todo en un mismo sector y serán necesarias más medidas de protección activa contra incendios.
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