En el campo de la prevención laboral hay fundamentalmente dos disciplinas que se ocupan de los factores ambientales del medio de trabajo, la higiene industrial y la ergonomía.
Los ergónomos que se especializan en el área ambiental se encargan de estudiar las condiciones físicas que rodean al ser humano, tales como la temperatura del ambiente y sus variaciones, los niveles de ruido, iluminación, así como las vibraciones presentes en el lugar de trabajo, entre otras, ya que éstas influyen en el desempeño del ser humano.
El tema de la relación entre el nivel de ruido, el tiempo de exposición y los daños físicos que causan al sistema auditivo en el ser humano ha sido estudiado con gran interés desde hace tiempo. El ruido no solo interfiere en la comunicación verbal, también altera diferentes funciones del sistema nervioso, vesicular, cardiovascular, digestivo, respiratorio e incluso de la visión, pero el más conocido y experimentado efecto perturbador del ruido es el que tiene sobre el sueño.
La función de los ergónomos que se enfocan a esta área, es la de encontrar la forma de reducir, aislar o controlar la emisión de ruido para lograr una condición ambiental óptima para el desempeño, salud y seguridad de los trabajadores.
Ambiente lumínico. La iluminación es un factor ambiental que interesa a los ergónomos por su influencia en el desempeño de las tareas de los seres humanos; en general, la iluminación puede interferir en la adecuada visualización de los objetos y entornos, la eficiencia y eficacia del trabajador, en proporcionar la información adecuada y oportuna de señalización, además de que puede influir en el confort y la salud visual.
Los ergónomos dedicados a esta área fundamentalmente estudian los factores de la visión, las fuentes de iluminación, así como las características y requerimientos de las tareas y el entorno.
Ambiente térmico. Para el ser humano es de suma importancia mantener y regular la temperatura interna del cuerpo, que como la materia en general, tiende a igualar su temperatura con el ambiente que lo rodea. La regulación térmica del cuerpo requiere de un adecuado balance entre la cantidad de calor que produce el metabolismo y la actividad muscular, y el calor que pierde hacia el ambiente, con el fin de mantener la temperatura interna entre 36 y 37 grados centígrados (°C). Para esto es importante proveer un ambiente que permita establecer dicho equilibrio y evite el estrés térmico.
La participación de los ergónomos en el estudio del ambiente térmico, entre otras actividades, se enfoca en:
- Encontrar las condiciones que faciliten la regulación térmica del cuerpo.
- La evaluación y diseño de la vestimenta y equipo de seguridad personal adecuados para las condiciones climáticas donde se realiza el trabajo.
- Determinación de la carga de trabajo y su duración, con base en las condiciones ambientales.
Los estudios que se han realizado en esta área de la ergonomía han contemplado el riesgo que representa en la salud y la incomodidad asociada con el trabajo en diversas y extremas condiciones climáticas, así como el cambio intermitente de temperaturas ambientales. Como ejemplo del trabajo en estas condiciones climáticas extremas podemos mencionar:
- El trabajo de los operadores de altos hornos para fundición de acero, donde las condiciones del proceso provocan que se presente una elevada temperatura ambiental en los alrededores
- El trabajo en ambientes intermitentes de temperatura, como se presenta en la industria de procesamiento de alimentos, donde se entra y sale constantemente de cámaras de refrigeración
Vibraciones. El avance de la tecnología y su intervención en los puestos de trabajo ha provocado que más trabajadores estén expuestos a vibraciones, las cuales en algunos casos no tienen consecuencias, pero en otros puede afectar a la salud y capacidad de trabajo de quien se expone a ellas.
Los pies, la zona de los glúteos y las manos, son las áreas del cuerpo que generalmente reciben y transmiten las vibraciones, dependiendo de la actividad que se realice y la posición en que se encuentre el operador.
En casi todos los casos, las vibraciones se detectan fácil y rápidamente, por lo que raras veces llegan a producir daños inmediatos a la salud, sin embargo, la exposición prolongada puede causar efectos crónicos que tienden a manifestarse después de un tiempo.
Cuando el cuerpo humano se encuentra sometido a vibraciones, presenta algunas reacciones y cambios que pueden afectar su adecuado desempeño, entre los que destacan:
- El aumento moderado del consumo energético, de la frecuencia cardiaca y respiratoria.
- La aparición de reflejos musculares con función de protección, que contraen los músculos afectados por las vibraciones y los mantienen así mientras sean sometidos a esta situación.
- La dificultad en el control de la vista, reducción en la agudeza, y distorsión del cuadro visual.
- La dificultad en la coordinación de los movimientos.
Además de efectos físicos, las vibraciones también provocan algunos efectos psicológicos que pueden disminuir la capacidad de trabajo del ser humano.