
Los microorganismos presentes en diferentes ambientes pueden invadir la piel y uñas de los pies, generando molestas infecciones.
Escenarios de riesgo
El uso de piscinas, saunas, turcos, playas, vestuarios y zonas húmedas comunes, entraña un potencial riesgo sanitario, cuando las instalaciones no reúnen las condiciones adecuadas o no se establecen los mecanismos necesarios para garantizar la calidad óptima del agua, propiciando la presencia de hongos, los cuales generan infecciones caracterizadas por picor, enrojecimiento o descamación entre los dedos de los pies, conocida como micosis dérmica.
Estos microorganismos encuentran en los ambientes cálidos las condiciones de humedad y temperatura óptimas para desarrollarse, lo cual sumado a la falta de aire y luz, se convierte en un hábitat ideal para su reproducción.
Pie de atleta, una de las infecciones más comunes
El cuerpo alberga normalmente una variedad de bacterias, algunas de las cuales son útiles para el organismo, mientras que otras pueden resultar muy nocivas, el pie de atleta es una de las manifestaciones perjudiciales y ocurre cuando un tipo particular de hongo crece y se multiplica.
El riesgo de desarrollar este padecimiento se incrementa si:
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Se usa calzado cerrado, especialmente recubierto con plástico.
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Se mantiene la humedad durante períodos prolongados.
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Se presenta sudoración abundante.
Esta patología es contagiosa y se puede transmitir por contacto directo del área afectada o indirecto mediante artículos como zapatos, calcetines y superficies de piscinas o duchas.
Síntomas
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El área afectada por lo general adquiere una coloración rojiza.
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La piel se ve agrietada y con escamas.
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Hay sensación de quemadura o comezón.
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Puede haber ampollas, supuración o costra.
¿Cómo evitar su aparición?
Algunas sencillas medidas tomadas diariamente pueden ayudarte a evitar este padecimiento, algunas de ellas son:
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Mantén los pies limpios y secos, especialmente entre los dedos.
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Utiliza medias de algodón y cámbialas más de una vez al día si la sudoración es frecuente, para mantener los pies secos.
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Evita intercambiar calzado, toallas o calcetines con otras personas.
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Usa zapatos o chancletas de goma al pisar lugares húmedos, sobre todo en aquellos donde el sol no incide directamente.
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Dúchate antes y después de bañarte en una piscina, esto ayuda a eliminar gran parte de los gérmenes que todos portamos.
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Controla el exceso de sudoración mediante productos antitranspirantes como spray o polvos que disminuyen la humedad. Si sudas demasiado es aconsejable llevar calzado que facilite la transpiración.
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Revisa constantemente tus pies, puedes ser portadora de hongos y no darte cuenta hasta que la infección haya avanzado.
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Evita caminar descalza, especialmente en zonas donde haya agua en el piso. Si debes hacerlo, asegúrate de lavar posteriormente los pies con agua y jabón. Esta práctica debes repetirla cuando se produzca mucha sudoración. Mantener una buena higiene es esencial para prevenir infecciones, asegúrate de lavar bien los tobillos, las plantas, las uñas y los espacios entre los dedos.
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Después de secarte, no amontones o guardes las toallas inmediatamente, extiéndelas al sol para que se sequen y disminuya la humedad.
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No utilices los mismos zapatos durante todos los días de vacaciones, estas prendas necesitan airearse para no contener infecciones.
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Hidrata los pies con una crema humectante, puedes hacerlo después del baño o antes de acostarte, esta acción elimina las grietas de la piel en donde pueden alojarse más fácilmente los hongos.
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Evita el calzado cerrado.
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Realízate pedicure periódicamente para eliminar la piel sobrante, limpiar esta zona y lucir estéticamente mejor.
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Si presentas esta afección, evita autotransportarla, al rascarte en las zonas afectadas y luego tocar otras partes del cuerpo.
¿Cuándo se debe solicitar asistencia médica?
El pie de atleta por lo general es una patología pasajera que desaparece con la aplicación de cremas recetadas y el cuidado personal, no obstante, puede repetirse o extenderse por períodos superiores a cuatro semanas, en estos casos es necesario otro tipo de tratamiento.
Acude al médico inmediatamente si...
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El pie está hinchado, caliente al tacto o presenta líneas rojas, pus u otro tipo de secreción. Estos son signos de una posible infección bacteriana.
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Los síntomas no desaparecen después de adoptar las recomendaciones médicas.