
Además de protegernos del COVID-19, es prioritario que atendamos nuestra salud mental y la de quienes nos rodean. El confinamiento, la incertidumbre y el miedo nos están poniendo a prueba. Es necesario tener en cuenta una serie de estrategias.
¿Por qué no me tranquiliza la información tranquilizadora?
Nadie nos había preparado para una situación semejante. La presencia del COVID-19 está cambiando nuestro estilo de vida de un modo que no podíamos prever. Cuarentenas, confinamientos, incertidumbre, miedo al contagio, crisis de la economía… Las variables a manejar son muchas y por ello hay un factor que no podemos ni debemos descuidar: proteger nuestra salud mental.
Desde el campo de la psicología estamos viendo fenómenos y comportamientos que nos preocupan. Por un lado, somos sensibles a todas esas personas que, mucho antes de la pandemia, ya estaban atravesando una realidad cotidiana compleja (depresiones, fobias, adicciones, ansiedad generalizada, trastornos de alimentación…). Sus problemas se pueden ver claramente intensificados en el presente contexto.
Es necesario tenerlos presentes, estar en contacto con ellos, facilitar mecanismos de atención e intervención de manera remota. Por otro lado, y no menos importante, nos inquietan las conductas de pánico, la compra compulsiva y los efectos que pueda tener el confinamiento obligado. Desconocemos cuánto tiempo puede durar esta situación y por ello, es esencial estar preparados, habilitarnos con adecuadas estrategias psicológicas.
No obstante, y a pesar de toda la complejidad presente y del peso de la incertidumbre, hay un hecho innegable. El ser humano es capaz de grandes cosas. Somos seres muy hábiles a la hora de afrontar pequeños y grandes desafíos. Actuando con calma, apoyándonos los unos a los otros y creando adecuadas alianzas y compromisos globales, afrontaremos esta situación con éxito.
Proteger nuestra salud mental ante el coronavirus ¿cómo podemos hacerlo?
El doctor Irvin David Yalom es catedrático de psiquiatría en la Universidad Stanford, además psicoterapeuta. En su libro Psicología Existencial nos explica que de una manera colectiva, el ser humano teme básicamente a cuatro cosas.
La primera es perder el control sobre su realidad, la segunda el miedo a estar solos, la tercera dudar de uno mismo y de sus propósitos y la cuarta y última, está el miedo a la muerte.
De algún modo, la presencia del COVID-19 nos está generando todas estas sensaciones. Tenemos la convicción de que estamos perdiendo el control sobre nuestra realidad: el ritmo de vida ha cambiado, se nos insta a no salir de casa y ello, genera sensación de aislamiento y soledad.
Poco a poco, si la situación se alarga la mente puede empezar a preguntarse qué sentido tiene esto y qué sentido tenemos nosotros.
Todo ello puede ponernos a prueba psicológicamente y debemos estar preparados. Tengámoslo claro, proteger nuestra salud mental es tan importante como hacer frente al virus. Es esencial que tengamos en cuenta estas dimensiones.
Dominar el miedo para que no te paralice, primera prioridad
Para proteger nuestra salud mental ante el coronavirus hay un primer caballo de batalla: controlar al miedo. No se trata de hacerlo desaparecer, algo así es imposible e ilógico. Como emoción, cumple su función.
Se trata solo de racionalizarlo, de impedir que se vuelva catastrófico y nos aboque a comportamientos de pánico.
¿Cómo se maneja el miedo?
Controla la información que ves y lees. Evita estar 24 horas al día recibiendo imágenes y datos. Se trata solo de estar al día, de consultar fuentes fiables y seguidamente, continuar con nuestra vida.
Usa con moderación tus redes sociales. Silenciar las notificaciones durante unas horas es saludable para evitar la infoxicación (exceso de información que alimenta el miedo y el pánico).
Sentir miedo a infectarnos es normal y hasta necesario (pero dentro siempre de un límite). ¿La razón? Nos anima a generar comportamientos para protegernos: lavado de manos, aislamiento, distancia de protección entre nosotros… Hay que llevar a cabo comportamientos que sean racionales y que nos ayuden a protegernos y proteger a los demás.
Comparte tus emociones e inquietudes con los tuyos. Habla por teléfono con familiares y amigos para que entre todos, el pánico se alivie y se esfume.
Calma tu cuerpo para calmar tu mente
El cuerpo es un sensor del miedo, un mapa en el que se somatizan las emociones, un envoltorio donde toda preocupación se transforma en dolor, tensión y agotamiento.
Para proteger nuestra salud mental ante el coronavirus debes atender también tu cuerpo y darle calma, equilibrio, bienestar.
¿Cómo puedo cuidar de mi cuerpo para calmar mi mente?
Una de las primeras cosas que descuidamos en situaciones de estrés es nuestro autocuidado. En la situación actual es prioritario que sigamos estas recomendaciones:
- Alimentación variada y equilibrada.
- Estar bien hidratados.
- Dormir ocho horas diarias.
- Realizar ejercicios en casa (podemos subir escaleras, hacer flexiones, bailar…)
- La meditación y el yoga son idóneos en estas situaciones.
- Los ejercicios como la relajación progresiva de Jacobson son excelentes en el contexto actual.
- La nutrición emocional, el apoyo conjunto como clave para proteger nuestra salud mental
Desconocemos cuánto va a durar el afrontamiento ante el COVID-19. Así, y ante una situación como la presente, deberemos aprender a estar en casa, a convivir, a tolerar la frustración, a manejar la incertidumbre. En realidad, cada uno de nosotros vamos a tener que buscar estrategias de gestión cotidiana para aliviar y sobrellevar estas dimensiones.
Sin embargo, hay una herramienta que siempre ayuda, que siempre nos fortalece: no es otra que la nutrición emocional. ¿En qué consiste esta área?
Como trabajar la nutrición emocional
Para proteger nuestra salud mental necesitamos el apoyo de los nuestros. Debemos ser agentes activos entre nosotros favoreciendo una serie de conductas y actitudes:
Ofrezcamos esperanza, apoyo y positividad a quien siente miedo o piensa de manera negativa.
Todos estamos pasando por lo mismo: seamos cercanos los unos con los otros para convivir mejor. Demos lo mejor de nosotros mismos.
Es momento de estar presente aún en la distancia. Llamemos, enviemos mensajes, preocupémonos de manera activa por las personas de nuestro entorno, las que queremos, las que son solo conocidos, los que son vecinos… Creemos redes de apoyo entre nosotros.
Mano con corazón
Para concluir, la salud mental es un pilar que atender en este contexto presente. No descuidemos a quien ya sufría antes de la llegada del COVID-19. Atendamos nuestras necesidades y no dudemos tampoco en pedir ayuda experta si así lo necesitamos.
Muchos profesionales siguen trabajando de manera remota y pueden facilitarnos terapia para poder transitar por esta crisis con mayor entereza y herramientas.
Protejámonos, cuidémonos y seamos capaces de crear un escenario de afecto donde no quepa el virus del pánico o la soledad.
Por: Psic.Valeria Sabater